…Abre la ventana…

abril 14, 2008 at 9:31 am (...Relatos...) (, , , , , , )

(Ahí va un cuento que escribí cuando tenía 20 años y que he descubierto perdido en una perdida carpeta)

ventana

Abre la ventana, deja que entre el aire y prepárate, es tarde…

Esos eran los buenos días a los que estuve acostumbrado hasta hace poco, hasta que decidí marcharme de esa casa de locos donde todos miraban en los rincones de todos los demás, y donde cada uno tenía una función en las culpas que siempre flotaban en el ambiente. Un rol…, como decirlo, un “tipo”, que servía de comodín constante y eterno…, un lastre, que había que sobrellevar, así como se sobrelleva la calvicie, como se sobrelleva una gripe, ser bizco.

Pero yo no era así, aunque no lo sabía, estuve siempre tan seguro de que aquello que todo el mundo veía era lo cierto, que no tuve ingenio para preguntármelo, pero no era así. ¡Cuánto tenía que decir y lo poco que dije!, ¡cómo sabia decirlo y como lo dije!, que limpio estaba por dentro y como me ensuciaron.

Es extraño pasear por esta habitación que no es mi casa, aunque lo sea… ni siquiera sé que es lo que me ha llevado a escribir estas frases desatadas, a sentarme y recordarlo todo. O quizá si, creo que sí, sé lo que ocurre, sé por que me levanto cada mañana sin ganas de abandonar mis sueños, sé por que he abandonado la realidad que me rodea y me he ido a vivir a mi cabeza, de puertas hacia dentro…todo es distinto.

Ya hace dos meses que me mudé de esa casa de locos donde todos miraban en los rincones de todos los demás, ahora soy el único loco en esta habitación, y no tengo rincones donde mirar, ni ninguna culpa que atrapar del aire; dos meses y ni una llamada, ni una carta, ni una palabra que me vuelva a encadenar al dulce girar de este Planeta, algo que me conecte ¡por Dios! ¡ALGO!….necesito otro trago, hace días que lo necesito pero mis bolsillos están vacíos y cansados de que hurgue en ellos, vacíos y cansados….como yo.

Una vez, hubo un chico, sin nada más en la cabeza que seguir jugando, curioso y despierto, un chico de esos perfectos para un cuento de estos perfectos. Y además, ese chico hubo una vez que fue incluso feliz e incluso se atrevió a soñar con su futuro, no duró mucho ese momento, aunque lo recuerdo como una vida; ese chico, hubo una vez que fui yo. Ahora no soy él, ni nada que se le parezca, ahora soy otro, soy aquel, como dijo el otro, un figurante en esta pésima función de la vida, y además un figurante de los que mueren en seguida.

No sé en que punto estas letras se convirtieron en una carta, o en mi psicólogo. Quizá necesitaba hablar, y tú, papel, eres el único obligado a escucharme.

Hace calor, voy hacia mi ventana, la abro, dejo que entre el aire…. , no sé por que siempre me gustó tenerlo todo cerrado y oscuro – pienso – mientras me inundan miles de olores y una corriente de aire que me atraviesa por dentro dejándome frío.

Buena vista, quizá haya estado en todas y cada una de esas líneas que dividen el suelo, todas esas calles con sus nombres, quien recuerda ya a los hombres detrás de esos nombres. Mi padre. Él siempre mereció una calle, o quizá un barrio entero, y para él sólo además, un barrio o una ciudad donde a nadie pudiera pisar, un planeta con él como único habitante, y que temblaran las plantas. Mi madre. Recuerdo que le hablaba a las plantas, y no, no les ponía nombre como todo el mundo me preguntaba, simplemente hablaba con ellas, geranio al geranio, helecho al helecho, eran todos los nombres que necesitaba. Poco a poco y con el paso de los años dejó de hablar con las plantas y empezó a parlamentar con la cafetera sobre política internacional. No se rían. Nadie sale bien parado de los garrotazos de la vida, ni de los golpes de mi padre…. Mi padre.

Sigo teniendo calor, no sé si por los recuerdos o por el calor en sí mismo, quizá una mezcla de todo, menos mal que empieza a atardecer; y que más me da.

Mañana saldrá por ese otro lado tanto si sigo aquí como si me convierto en una mancha allá abajo, pero ni siquiera mi mancha durará mucho tiempo; y que más da. Me pregunto que si cayera llegarían las llamadas, las cartas e incluso los lamentos, o si todo seguiría igual, alguna palabra, alguna mención, pero igual. Supongo que mi hermano lloraría, siempre lloraba, desde que nació lo hacía, por todo, por nada. Un vecino decía que mi hermano lloraba porque sabía en que familia le había tocado a suerte nacer, y puede que en parte tuviera razón, pero siempre pensé que mi hermano era de esos que tienen en los ojos algo que les permite ver por dentro a las personas, y por eso lloraba, por que veía por dentro a su madre, y la comprendía, por que me veía por dentro a mí, y me compadecía, nunca pude dejar de percibir esa mirada compasiva, como la que dedicas a un perro que gime por cariño, y puede ser por eso que jamás pude evitar mis fantasmas, por que siempre los vi ahí, reflejados en los ojos de mi hermano…, mi hermano.

Entre palabras y recuerdos el Sol se me ha escondido, quizá huyendo de mis penurias, que desde aquí parecen tan pequeñas como esos puntos que se mueven rápidos allá abajo, tantos, moviéndose de un lado a otro con cosas volando dentro de sus cabezas, y todos pensando que sus cosas son las únicas cosas, o al menos las más importantes… y ¿qué hay de las mías?, y que más sigue dando. Va a hacer calor ésta noche, lo presiento, tengo la nariz taponada con la tierra seca que pulula en el ambiente, y aún la oscuridad no ha refrescado lo que doce horas de Sol han calentado; el Planeta se asa vuelta y vuelta en un girar casi eterno, y nosotros con el.

Un buen día todo puede cambiar, para mejor o para peor, dependiendo de donde te encuentres, ya que a veces no se puede bajar más, o tal vez siempre hay un día más triste. ¿Por qué me fui de esa casa y cavé mi propia tumba de soledad? Quizá, como dijo el poeta, me escondí en los portales para evitar que te cortaras con mi fracaso de cristales, o yo sólo quería abandonar y abandonarme hasta que todo se acabara, hoy podría acabar, sólo tengo que dejar de sujetar el peso de mi cabeza y la gravedad hará el resto, curiosa cosa la gravedad, nos impide volar libres

…..adiós.

Las hojas se movían juguetonas en el suelo cuando el sonido de alguien tocando la puerta detuvo su baile, no había nadie para contestar ¿quién es?, así que la puerta siguió recibiendo los impactos de los nudillos de aquel chaval, que poco a poco se iba impacientando –

Te he oído, vamos, hace un momento que he oído tus pisadas, no hagas como que no estas…

las risas de los folios en el suelo como única respuesta…

Está bien, voy a entrar.

Y entró, su hermano, ese que siempre lloraba, y tras dos o tres vistazos por fin descubrió que estaba sólo, expiró frustrado y mientras vaciaba sus pulmones agachó la cabeza, allí, jugueteando como un gato con sus zapatos estaban las palabras de su hermano… las recogió y las acercó a sus oídos mientras se sentaba en la cama, poco tardo en llorar, poco tardo en mirar la ventana frente a él, poco tardó en pensar en que sólo unos segundos le habían separado de encontrarle allí, escribiendo esas frases desatadas… no quería caminar hasta la cornisa y mirar hacia abajo, no quería… sólo le hacía falta ver aquella ventana abierta, bien sabía, que a su hermano, siempre le gustaron las ventanas cerradas.

Enlace permanente 12 comentarios

…nada perfecto…

abril 3, 2008 at 11:40 am (...Cuando uno piensa...)

Que si, que no soy perfecto, ya lo se, que yerro más que el que más yerra, me doy cuenta, que vendo humo y hasta vendo aire y hasta vendo nada y nada vendo, soy consciente, que mi cerebro no está bien amueblado, que peco de inconsciencia, que tantas veces pido clemencia, que el lo siento pierde el sentido por las tantas veces que lo he manido.

Que si, que soy el prototipo de un bólido fallido, el boceto de algo genial que nunca se va a acabar de dibujar, el casi casi, el intento continuo, aquello que parecía que necesitabas y aquello que nunca necesitaste. Lo se, y da igual como me haga sentir tanta conciencia, da igual lo que me produzca tanto acto desalmado, tanta bucólica protesta, no importa si ya tengo los agujeros a medida en cada palma para una nueva crucifixión bien merecida, ya ni los cuervos prueban mi carne, ni los buitres se me acercan, ya ni me lanzan piedras, he tenido que aprender a auto lapidarme.

 

Si, que si, lo se, ya se, que vas a volver a gritarme con tu indiferencia, que vas a volver a lastimarte con mi lastima, que vas a revolver los trapos para sacarme los harapos que te vendí como trajes de noche, que la música que compuse para bailes de salón era solo un chunda chunda desafinado, que no habían cuerdas en mis violines, que no había director ni partitura, que no, que no…que no…

 

 

                                                                       si

 

Tan solo soy un punto de luz,

buscando su Dios interior,

para poder regalártelo a ti,

y que cobre sentido la palabra,

el gesto y el don.

 

 

(A quienes hice daño alguna vez, a los que les haré daño alguna vez, a mi, que es a quien más daño he hecho en esta vida)

Enlace permanente 6 comentarios