…Aarón Domingo Gómez Rosales…

junio 29, 2008 at 11:18 am (...Ascos...)

Abiertamente idiota,

Atentamente disperso,

Renqueante demente y de mente renqueante,

Obtuso para algunas cosas,

Negado para el resto,

Diáfano por longitud,

Oblongo, más largo que ancho,

Mujeriego de una mujer,

Inteligentemente idiota,

Niño, niñato, aniñado, peter pan,

Goloso de sal,

Oráculo magnetizado,

Gigante enano,

Oledor de perfumes naturales,

Madre frustrada,

Estático explosivo de incalculable rapidez

Zaratrustra frustrado

Remo, rama y rueda a ratos,

Oleo de una mujer con sombrero a otros,

Sombre de lo que fuí,

Aspiración de lo que seré,

Legado escaso, listón bajo, futuro incierto,

Extasis de tres ojos,

Soberbia silenciada por aprendizaje in extremis.

Así soy, a 29 de Junio de 2008…mañana…veremos.

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…sutilezas…

junio 15, 2008 at 4:15 pm (...cuando uno siente...)

A veces me encuentro en la sutileza de un instante, perdiéndome en la fragilidad de un momento, imposible de medir con las pretenciosas técnicas humanas, no es ni un segundo, ni una hora, no es una fracción de nada, es un trozo de puzzle que no encaja en la infinita existencia de la energía que me compone. Y es que a veces me encuentro en esa sutileza, en esa fragilidad, en la espontaneidad de saber que es único y que único es, de que nada puede robármelo, de que nadie puede manchármelo, de que nadie es nadie en esta bella y egoísta sensación. Sólo me quedan las palabras, las que se, ya no las que se han inventado, para intentar expresar lo que me pasa y espero me haya todavía de pasar, por que en expresar está el compartir, y en el compartir el sentido de expresar, para que ese momento tan mío sea un poco tuyo, un poco de los dos, un poco de los demás.

El aplauso de un público, agradeciendo con un grito de manos el simple hecho de haberse evadido de la realidad, con tú realidad mentida, el pequeño trocito de tiempo en que una sonrisa llega a su cúlmen para empezar a decaer de nuevo, ese instante único en que una sonrisa es cierta, el cruce de dos miradas, donde las leyes del continuo espacio tiempo se resquebrajan y se rompen, la pequeña brisa regalada de un pequeño árbol regalado de un pequeño bosque regalado de una pequeña isla regalada de un pequeño mundo regalado de un gran universo. Tú. Y todos los momentos en que tú me regalas sutilezas y fragilidades. Yo. Que me encargo sin querer encargarme de siluetear esos momentos, pincelando lo incoloro. Vosotros. Que me nutrís como yo a ustedes, de ascos y bellezas, de ignorancias y maestrías, de opiniones e indiferencias, de todo y de casi nada.

Que no es nada.

Que lo es todo.

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…Conclusión I…

junio 11, 2008 at 9:54 pm (...Cuando uno piensa...)

Latalaindiscriminadadearbolesportodoelmundo,ladeudaexterna,elhambre,lased,

elcambioclimático,lasmatanzasdefocas,losasesinatos,losgenocidios,lasdictaduras,

elllantodeunbebé,lateoríadelacombustióninstantanea,elsida,lasdrogas,

lasfarmacéuticas,loszoos,loscircos…el ser humano

Elarte,losvoluntarios,lasongs,losgestossilenciososparahacerreiraunniño,

lasobrasdeteatro,lassinfoníasmusicales,losquehacenfavores,elamor,

losquehacenpensar,laamistad,lanaturaleza,laluz,labellezaescondida,

lacuriosidad,labondad… el ser humano.

Que curioso, todo me lleva a la misma conclusión.

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…la tarde en que me deshice…

junio 9, 2008 at 10:39 pm (...cuando uno siente...) (, )

Simplemente necesitaba salir. Fuera. Fuera de las cinco paredes, pero sobre todo, de la quinta, sobre todo, del techo, necesitaba salir, simplemente. No costaba hacerlo aparentemente, tan solo levantarme, andar a la terraza y ya estaba, simple. Pero primero tenía que darme cuenta de que necesitaba estar fuera, y eso fue lo más difícil.

Parto de la base de que soy una persona que, de alguna manera, ha dejado de serlo. Es imposible que pueda explicar esto así que no voy a intentarlo, tan solo acéptenlo. La inercia es poderosa en todos, y en mi no podía ser menos, y la inercia me arrastraba a una vida no exenta de maravillosos tesoros cotidianos, bendita cotidianeidad la mía, que estaba cargada de fuegos artificiales y sorpresas tras cada esquina. Pero supongo que hasta a Clart Kent su vida le parecería monótona tras 27 años de vuelos. Y yo, no, de esa manera, no vuelo, ojala.

Así que un día cualquiera, hoy, el cuerpo estaba intranquilo, como de costumbre, la mente estaba gritando, como de costumbre, los dedos buscaban la guitarra o un trozo de papel o cualquier cosa que las hiciera mover, como de costumbre, pero nada funcionaba, nada funcionó…como no era costumbre. Nada sació el hambre de lagrima, el hambre de crear, el hambre de tener hambre, nada me hizo sentirme un pelín saciado, nada parcheó, como me tenía acostumbrado, mis necesidades de volar sentado.

Y por que no era así como tenía que ser, no, hoy no, ahora no, esta vez…no. No era así y el cuerpo, que es sabio, se levantó, y la mente, que es idiota, no se percató de lo que tenía que recordar, ya no aprender, hasta que lo tuvo encima.

Cielo.

Todo.

Negro con puntitos brillantes, demasiado grande para un solo puntito de luz apagada en una terraza de luz apagada de una ciudad con poca luz.

Y eso era lo que tenía que recordar, que me había olvidado de ser, de ser un ser humano, me había olvidado, en la linealidad de mis días, fueran como fueran, se había borrado la sensación de ser, ya no de estar, que estaba, pero no era, y no era hasta hace unos minutos de estas palabras, todo eso antes de que el infinito cielo me recordara, que no soy nada,…y como de costumbre, mi estómago volvió a encabritarse, mi cerebro a aletear y volví a pronunciar, muy bajito por las horas, que a todo ese cielo le iba a demostrar, que existir, aunque sea siendo un puntito apagado, sirve para algo.

Ahí voy.

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